martes, 24 de mayo de 2016

Las mujeres son la única mayoría que se sigue tratando como una minoría.


El pasado 28 de octubre, en el marco del III Espacio Factor Humà, tuve la suerte de asistir a una ponencia de la Dra. Berbel: "¿Qué es y que no es innovar desde la diversidad?". Según explicó, las políticas de diversidad provienen del lema de la Ilustración "todas las personas son iguales", así cuando sólo todas las personas son iguales es posible hacer una política de diversidad. Entendiendo la igualdad como igualdad de oportunidades, no como el antónimo de diferencia.
Ilustraba con el ejemplo de la compañía KPN como no se deben hacer las cosas: esta compañía había decidido abandonar su política de cuotas femeninas primando la contratación de minorías étnicas.
Como recordaba la Dra. Berbel en su charla en el marco del 3er Espacio Factor Humà, que las políticas de diversidad provienen del lema de la Ilustración "todas las personas son iguales", así cuando sólo todas las personas son iguales es posible hacer una política de diversidad. Entendiendo la igualdad como igualdad de oportunidades, no como el antónimo de diferencia.
Pero cuando observamos las políticas de diversidad de las empresas lo que vemos son un listado de colectivos con características especificas más o menos lejos del modelo hegemónico: "hombre, blanco, joven, heterosexual y sin discapacidad".
Encontraremos personas con discapacidad, personas muy jóvenes o muy mayores, personas no blancas, homosexuales, transexuales, etc., y entre todo ese listado encontramos a las mujeres; en este sentido se estaría entendiendo el género como un colectivo más, tratando a las mujeres como si fueran una minoría.
Reflexionemos sobre ese hecho: en diferentes teorías de diversidad nos encontraremos con esta manera, desde mi punto de vista errónea, de entender la diversidad. 

domingo, 30 de agosto de 2015

¿UN HOMBRE TE HA ENSEÑADO EL PENE EN LA CALLE?

A mí y a mis 43 años…pero ya no me asustó, me pilló por sorpresa claro, pero el miedo que sentí la primera vez que me pasó, a los 11 años, ahora se había transformado en rabia.
Hace unos días, en pleno mediodía, conduciendo mi coche en una calle tranquila y sin mucho tráfico,  al parar en un semáforo me salió un hombre de unos 50 años, me mostró su pene y sin apartarme la mirada, empezó a masturbarse delante de mí.

La primera vez que me ocurrió fue a los once años, por supuesto no entendí qué estaba haciendo “ese señor” moviéndose el pene,  pero tuve miedo, corrí…
A los 18 años, volviendo de la universidad en un transbordo de tren un hombre me miraba y me seguía por el pasillo, de nuevo tuve mucho miedo…localicé una señora que me recordó a mi madre, le expliqué lo que me estaba pasando y ella me agarró fuerte del brazo “tranquila nena, quédate conmigo”. “Sinvergüenza”, añadió dirigiéndole una mirada. Ella ya no tenía miedo.

Hace unos días otra vez, pero ya no tuve miedo. Me fui a una comisaría cercana expliqué lo que me había ocurrido, me pidieron una descripción y la policía me dijo que salían en su busca. Tal era mi rabia que volví al lugar de los hechos y ahí estaba él, con los pantalones desabrochados, preparado, acechando, esperando nuevas víctimas. Advertí a una chica que iba en la misma dirección que cambiara de calle, me cerré dentro de mi coche, me paré a su lado, le miré, saqué mi móvil y le hice una foto. ¿Quería la policía una descripción del sujeto?, pues ya la tenía. Volví a la comisaría, que por cierto aún no habían salido, y les dí la instantánea.

Todo esto provocó que me retrasara en mi llegada casa, donde mi marido, mi hija y mi hijo me esperaban con la mesa puesta. ¿Qué te ha pasado que llegas tan tarde?, expliqué lo ocurrido. Mi hija de 14 años preguntaba: pero mamá ¿un hombre te enseñado el pene por la calle?, su cara de “no entender nada” lo decía todo. Entonces me di cuenta que ella, seguramente vivirá también este horror: la certeza de no poder ir caminando tranquilamente por la calle y no saber ni cuándo, ni cómo, puedes ser víctima de acoso sexual.

Me invadió una gran tristeza al hacerme consciente que ella, tarde o temprano, también será víctima. De nuevo sentí miedo, acompañado de una gran repugnancia e ira al tener que explicarle que a las mujeres “nos pasan estas cosas” y, sin darme cuenta, recomendarle qué es lo que tenía que hacer si algún día le ocurre algo similar. Llámenme ingenua, y más dedicándome a lo que me dedico,  pero jamás antes había pensado que debía advertir de este tema a mi hija.

¿Hasta cuándo deberemos avisar a nuestras niñas de los peligros que nos acechan por el hecho de ser mujeres?,  ¿Por qué la policía no salió de inmediato?, ¿Por qué la violencia contra las mujeres sigue formado parte de la normalidad?
Yo ya no tengo miedo, se transformó en rabia, asco, indignación... pero me invade la desesperación de hacerme consciente que ella, mi hija, como la mayoría de mujeres y niñas, deberá pasar por el mismo proceso y yo no puedo hacer más que advertirla.
Mar Gaya


viernes, 15 de noviembre de 2013

SOBRE PANTALONES Y CORBATAS





En tu casa ¿quién lleva los pantalones? Cualquier persona que oiga esto  sabrá qué significa la frase hecha “llevar los pantalones", hace referencia a la persona que  toma decisiones, tiene el poder, a la que se le asocia una prenda de ropa masculina. La expresión evidencia la creencia de que el poder es masculino. Así, se acostumbra a relacionar lo masculino y femenino con diferentes características. En general la racionalidad, la autoridad, el control y el poder se suelen asociar a lo masculino, mientras que las mujeres se tienden calificar como sensibles, comunicativas, serviciales y con interés por las otras personas.

Por qué de este artículo:
Hace unas semanas @MartaPastor twitteaba la noticia “En la última década se ha duplicado el número de mujeres en las fuerzas armadas” interesante como todo lo que twittea.
En todo caso nos llamó la atención la foto que ilustraba la noticia:



Una señora militar luciendo en su uniforme una hermosa corbata,  cosa que siempre me ha producido desagrado. En el caso de las organizaciones la frase hecha “¿en tu casa quién lleva los pantalones?” se podría asimilar a: “y en tu empresa ¿quién lleva la corbata?” 

Edgar Schein, psicólogo social y profesor del MIT (Massachusetts Institute of Technology), argumenta que el estereotipo que relaciona la dirección con la masculinidad es una de las principales dificultades para las mujeres líderes y que afecta negativamente a las mismas en los procesos de selección y promoción a puestos directivos. Es lo que el autor llama “think manager- think male” (pensar en dirección-pensar en masculino). De este fenómeno también se hace eco el estudio "Mujer y Liderazgo en el siglo XXI" , véase la pág. 203 “a la persona que acepta el puesto de responsabilidad  se le atribuyen más rasgos masculinos (tales como ambición, egoísmo, agresividad) que  a la persona que no lo acepta”.


Pues bien, volviendo a las corbatas, los uniformes, e incluso las denominaciones de determinados puestos de trabajo, también cronifican este estereotipo y dejan clara evidencia de  lo mucho que aún nos queda por avanzar en igualdad de oportunidades. Les voy a poner un ejemplo: ¿se acuerdan ustedes cuando las azafatas de vuelo eran azafatas?, un puesto de trabajo claramente feminizado hasta que los hombres se fueron incorporando pero, ¿como azafatos? No! Como auxiliares de vuelo. El puesto de trabajo es el mismo pero no deja de ser curioso el cambio de denominación, algo más glamourosa...
De la misma manera a los hombres incorporados se les cambió el uniforme y se diseñó uno para ellos. Cosa que, dicho de paso, me parece de lo más normal.


Pero ¿qué ocurre cuando es al revés?, cuando son las mujeres las que se incorporan a puestos masculinizados?. Pues que las señoras se disfrazan de señores para poder hacer su trabajo. Como si la autoridad, el poder, la seguridad o la competencia profesional técnica fueran parejos a lo masculino y ahí es donde cobra protagonismo esa pieza de ropa: la corbata, de uso por lo general masculino.

Veamos también algunos ejemplos en los uniformes de:
Comparo el uso de la corbata en uniformes femeninos al lenguaje. Ambos tienen una influencia directa en la construcción de valores y creencias que transmiten. Si las palabras son un vehículo en la transmisión de ideas, también lo es la imagen, y en concreto la que proyectan los uniformes con sus corbatas que operan de manera silenciosa en el mantenimiento de estereotipos, suponen un freno a los avances en la igualdad de oportunidades,  en concreto en la visibilidad de la las mujeres en puestos clásicamente ocupados por hombres(Referenciando a Guía de Comunicación en igualdad. Universidad de Cantabria).

Así, que a quién corresponda: diseñadores y diseñadoras, empresas de uniformes, personal de gestión de personas que escogen proveedores de uniformes, representación legal de las personas trabajadoras... tienen ustedes un reto en la visibilización de las mujeres en ciertas profesiones, no las hagan disfrazarse para trabajar. 
Porque si ya nos parece un anacronismo la frase "quién lleva los pantalones"  no caigamos en el mismo error con "las corbatas"

Mar Gaya









lunes, 25 de marzo de 2013

Para estos días de vacaciones, un cuento para reflexionar.


Como estamos "medio de vacaciones" algo relajado para estos días: se trata del cuento de la Jirafa y el Elefante, ahí va, sencillito pero con un mensaje muy potente:


En una pequeña comunidad de las afueras, una jirafa había construido una nueva casa
para su familia. Era una casa ideal para jirafas, con una entrada y unos techos altísimos.
Las altas ventanas aseguraban el máximo de luz y buenas vistas a la vez que protegían
la privacidad de la familia. Los vestíbulos estrechos ahorraban un espacio importante
sin comprometer la comodidad. Estaba tan bien hecha que le concedieron el Premio
Nacional de Jirafas a la Casa del Año. Sus propietarios estaban muy orgullosos.
Un día, la jirafa estaba trabajando en su moderno taller de carpintería situado en el
sótano y miró por la ventana. Bajando por la calle iba un elefante. “Yo le conozco”,
pensó. “Trabajamos juntos en el comité del APA. Me pareció un trabajador excelente.
Voy a preguntarle si quiere ver mi nuevo taller. Quizá incluso podamos trabajar juntos
en algún proyecto.” Así pues, la jirafa asomó la cabeza por la ventana e invitó a entrar al
elefante.
El elefante estaba encantado: él también había disfrutado el trabajar con la jirafa y
estaba deseando conocerle mejor. Además, había oído hablar de la carpintería y quería
verla. Así que se acercó a la puerta del sótano y esperó a que se abriera.
“Pasa, pasa”, dijo la jirafa. Pero inmediatamente se encontraron con un problema: la
cabeza del elefante cabía por la puerta, pero no había manera de que su cuerpo entrara.
“Menos mal que hicimos esta puerta extensible para poder meter mejor el equipo y los
materiales en la carpintería” dijo la jirafa. “Dame un minuto mientras soluciono este
problemilla”. La jirafa quitó algunos cerrojos, aflojó las bisagras y retiró los paneles. El
elefante pudo pasar.
Poco después, ambos se encontraban felizmente intercambiando anécdotas de su trabajo
cuando, de repente, la mujer de la jirafa metió la cabeza por las escaleras del sótano y
llamó a su marido: “¡Al teléfono cariño! Es tu jefe”.
“Mejor subo y lo cojo en el cuarto de estar”, dijo la jirafa al elefante. “Por favor, ponte
cómodo, esto puede que me lleve un rato”.
El elefante miró a su alrededor. Vio una pieza todavía sin acabar sobre el torno de la
esquina más alejada y decidió examinarla más detenidamente. Pero, según se movió
hacia la entrada de la tienda, oyó un crujido que no auguraba nada bueno. Retrocedió y,
rascándose la cabeza, pensó: “Quizás deba subir donde está la jirafa”. Pero, según
comenzó a subir las escaleras, oyó como éstas empezaban a resquebrajarse. Bajó de un
salto y se cayó contra la pared. ¡La pared también se desmoronaba! Mientras estaba allí
sentado, despeinado y consternado, la jirafa bajó por las escaleras.
“Pero… ¿qué está pasando aquí?” preguntó la jirafa asombrada. “Estaba intentando
ponerme cómodo”, contestó el elefante.


La jirafa miró alrededor. “¡Ah! ya veo cuál es el problema. La entrada es demasiado
estrecha. Tendremos que hacerte más delgado. Hay un gimnasio aquí cerca que ofrece
clases de aeróbic. Si te apuntas, podríamos conseguir que bajaras de talla.”
“Es posible…” murmuró el elefante, no muy convencido.
“Y las escaleras son demasiado débiles para soportar tu peso” continuó diciendo la
jirafa. “Si te apuntaras a unas clases nocturnas de ballet, estoy seguro de que eso
ayudaría a que bajaras de peso. Realmente espero que lo consigas. Me encantaría tenerte
aquí.”
“Quizás”, dijo el elefante. “Pero, para serte sincero, no estoy muy seguro de que una
casa diseñada por y para una jirafa pueda servir en algún momento para un elefante. Al
menos, no hasta que se produzcan algunos cambios importantes”.


(De R. Roosevelt Thomas, (1999) Building a House for Diversity. New York, et.al.:
American Management Association, pp. 3-5.)


Algunas preguntas:
- ¿En nuestras empresas caben todas las personas o están diseñadas sólo para unas cuantas?
- ¿Vivimos la diferencia como algo a solucionar?
- ¿Hemos identificado los cambios importantes que debemos hacer en nuestra organización para que todas las personas tengan su lugar?


Feliz semana!
Mar





miércoles, 6 de marzo de 2013

La mujer responde ante la crisis

A través del twitter de @angelesbrinon llega este vídeo elaborado por la Oficina de Información del Parlamento Europeo en España, en colaboración con la Representación de la Comisión Europea en España con motivo del Día de la Mujer 2013 dedicado este año a la crisis.
Aquí os lo dejo La mujer responde ante la crisis

Feliz semana!
Mar

martes, 19 de febrero de 2013

Brecha salarial o trabajar casi 3 meses más para ganar lo mismo que un hombre



En España ser una mujer trabajadora es un mal negocio, mucho peor si es una señora con estudios superiores y ocupa un puesto de responsabilidad en el sector servicios.


En general, la media de la diferencia de sueldo en España es del 15,3% y “en ningún caso, las mujeres perciben mayor remuneración que los hombres”.

  •  La brecha salarial aumenta cuanto mayor es la formación que tiene la persona empleada, así los hombres sin estudios ganan un 17,7% más que las mujeres sin ellos. Respecto al colectivo con estudios superiores los hombres ganan un 30,3% más que las mujeres con la misma cualificación.
  •  La brecha es prácticamente inexistente entre las personas jóvenes pero ésta aumenta con la edad.
  •         En la remuneración variable la diferencia se amplia y las mujeres cobran un 37% menos que los hombres.
  • Si se atiende a la responsabilidad, la brecha salarial es mayor entre aquellas personas que tienen puestos en los que ésta es mayor. Las directivas cobran de media un 33,2% menos que los hombres en la misma posición, en el otro polo las mujeres que ocupan puestos que no requieren cualificación cobran un 11,9% menos.


      Para reflejar estos porcentajes en euros, que es de lo que se trata, supone que los hombres con puestos de trabajo no cualificados perciben unos 1.500 euros más al año que sus compañeras en los mismos puestos y si es una mujer directiva percibirá 7.600 euros menos al año en concepto de pagos por rendimiento.

Así que, aunque me enoje encontrarme a veces con mujeres que rechazan la promoción a un puesto de mayor responsabilidad, debo reconocer que ante estas cifras nuestras directivas no sólo son las mejores, no olvidemos que continuamente han de demostrar su valía, sino las más generosas. No me extraña que se hagan esa pregunta tan típicamente femenina ante un oferta de promoción: ¿vale la pena? Y que la respuesta sea NO.

El informe concluye que el 53% de la diferencia de retribución a mujeres que reciben un salario fijo respecto a sus compañeros no se puede atribuir a nada más que a factores discriminatorios.  

Y así un año más, tal semana como, hoy hablamos del asunto y hasta el año próximo, porque no nos dirán ustedes que no conocían, más o menos, estos datos  y sin necesidad de leer ningún informe. ¿Hasta cuándo?

Al mismo tiempo que ve la luz este informe, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad nos comunica que podrá en marcha a partir de este año un paquete de medidas para reducir estas diferencias salariales, hay experiencias en este sentido en Quebec, Canadá y en la Unión Europea pero sin leyes que sancionen la brecha salarial, excepto en Chile que hace 3 años incorporó al Código del Trabajo en principio de igualdad de oportunidades, a pesar de eso las últimas cifras revelan que la brecha ha seguido aumentando.

¿Leyes débiles, inaplicables?, en mi opinión estereotipos de género aún muy arraigados en la cultura que otorgan a los trabajos realizados por mujeres un menor valor.

No es que legislar no sea un buen comienzo, la Ley de Igualdad ha permitido, o obligado, a algunas empresas españolas a sacarse una foto del estado de la situación de igualdad de oportunidades   y corroborar que en ésta no salían demasiado favorecidas. La ley también ha ofrecido la oportunidad de poder hacer consciente a las personas con poder de decisión sobre cómo algunos procedimientos de gestión son discriminatorios.  Pero cuando se trata de aspectos realmente diferenciales como establecer cuotas de participación entonces alguien pone el grito en el cielo y argumenta que se limita la capacidad de las empresas para decidir cómo organizar su negocio, y afloran las resistencias empresariales a la igualdad de oportunidades. En la misma línea el gobierno español ha rechazado que la UE imponga cuotas femeninas en los consejos pero, paradójicamente, nos anuncia el anteriormente mencionado paquete de políticas para reducir la brecha salarial, ¿ejemplo de falta de coherencia?, permítanme dudar sobre un efectivo resultado de las mismas.

Pero en los negocios, como en la vida, no vale todo y las empresas no pueden obviar su responsabilidad en el tipo de sociedad que están co-creando. La discriminación salarial no sólo afecta a las mujeres, supone un desperdicio de talento, las mujeres suponen el 60% de alumnado que finaliza una carrera universitaria, y la discriminación salarial supone despreciar el potencial de desarrollo y crecimiento económico de un país y, en nuestro caso, no estamos para ir desaprovechando o, como está sucediendo, regalando nuestro talento.

Una sociedad avanzada pasa por poner a las personas en el centro de todas sus políticas. Los Gobiernos deben comprometerse para extinguir el fenómeno  de la discriminación desde políticas activas y proactivas, hasta el momento encuentro a faltar valentía y compromiso, más allá de un discurso políticamente correcto.

Supongo que el próximo año volveremos a hablar y escribir sobre el tema, esperemos, por lo menos que las cifras hayan mejorado.

Mar

viernes, 8 de febrero de 2013

A estudiar!!!!

Para todas las personas que nos dedicamos a la igualdad de oportunidades en la empresa, externa o internamente os recomiendo la formación a la que se puede acceder a través de la web igualdadenlaempresa, yo la realicé hace tiempo y me parece de muy buena calidad.

os podéis inscribir, pero de momento ya podéis acceder a los módulos, en el link http://www.igualdadenlaempresa.es/servicios/formacion/home.htm

 y a empezar a estudiar.

feliz fin de semana!
Mar